¿Entramos con gratitud o con quejas al trono de la gracia?
Queridos hermanos y hermanas, imaginen por un momento que las puertas del templo se cierran, o que las circunstancias de la vida nos obligan a adorar desde nuestro hogar. ¿Desaparece entonces nuestra gratitud hacia Dios? Hoy quiero meditar con ustedes en cómo la acción de gracias no depende de lugares ni de momentos perfectos, sino de un corazón que reconoce la bondad eterna del Señor. Como dice el Salmo que leímos al inicio, «Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre» (Salmo 100:4). Bendito sea el Señor, porque su misericordia es para siempre.
La Gratitud que No Se Apaga: Más Allá de las Puertas y Atrios
Hermanos amados, el Salmo 100 nos invita a todos los habitantes de la tierra a cantar con alegría y a servir al Señor con regocijo. Pero fíjense en ese verso clave: entrar por sus puertas con acción de gracias. ¿Qué pasa cuando no hay puertas físicas? ¿Cuando las iglesias se cierran por una plaga, o por falta de recursos, y ya no pasamos la canasta para ayudar al prójimo? ¿O cuando el invierno de las pruebas nos deja solos en casa, sin el calor de la congregación?
No, queridos, la gratitud no se mide por lo que vemos con los ojos. Si no hay puertas, igual debemos tener acción de gracias en el corazón. Si no hay atrios para reunirnos, igual debe haber alabanza en nuestra boca. El apóstol Pablo nos lo enseña en sus epístolas: cuando se reúnen, que sea con doctrina bíblica, con salmos, himnos y cánticos espirituales. Pero hoy, en estos tiempos donde tal vez entramos a una «iglesia» y solo encontramos conversaciones terrenales —del trabajo, de la familia, de los niños en la escuela—, ¿dónde queda el Señor? ¿Hablamos de Él, o solo de nosotros?
Recuerden cómo Jesús se enojó con los mercaderes en el templo: «Mi casa será llamada casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Mateo 21:13). No toleró que en lugar de agradecer y bendecir al prójimo, entraran a recibir para sí mismos. ¿Y qué le damos nosotros a Dios? No hablo solo de dinero, hermanos, sino de nuestro tiempo, de nuestra dedicación. Si una iglesia cierra porque no hay para el arriendo, ¿dejamos de agradecer porque «ya no voy»? ¿O los pobres desaparecen de nuestra vista y con ellos nuestra generosidad? No, la acción de gracias es un mandato del corazón: reconocer que el Señor es bueno, que su misericordia es para siempre, y su verdad para todas las generaciones (Salmo 100:5).
El Trono de la Gracia: Acercándonos con Confianza
Ahora, vayamos más profundo, queridos hermanos. La gratitud brota de entender la gracia que Dios nos ha dado. Por eso, quiero concluir esta meditación con un pasaje poderoso de Hebreos 4:15-16. Escuchen: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no se pueda compadecer de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro».
¡Qué promesa, hermanos! Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, anduvo como nosotros: tentado en todo, pero sin pecado. Él entiende nuestras debilidades, y por eso nos invita a acercarnos con confianza. No con temor, no con vergüenza por nuestras fallas, sino con acción de gracias porque Él abrió el velo para que entremos. Usted puede dar gracias a Dios en el desierto de las pruebas, cuando el familiar se ha ido, los hijos están lejos, o las dificultades lo abruman solo. No necesita al hermano al lado para brincar de gozo y alabar; Dios está ahí, y si el corazón late con gratitud, Él lo recibe.
Pero cuidado: no lo hagamos por obligación humana, porque «el hermano Emanuel lo dijo». Eso se cansa, se acaba, como todo lo que siembra en la carne. La gratitud eterna viene del Espíritu: «El que siembra en la carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Gálatas 6:8). Sea continuo, todos los días. El libro de Hebreos nos exhorta: sed agradecidos con lo que tenéis, porque Dios no os dejará (Hebreos 13:5). Si perdió el trabajo, agradézcale la vida que aún late. Mientras hay vida, hay esperanza —y con Dios, esa esperanza es eterna.
Reflexión Práctica: Gratitud en las Pruebas Diarias
Queridos, hagamos esto real: hoy, en su rutina, entren con acción de gracias. Si enfrenta dificultades, no se queje como los que creen ser «pequeños dioses» en esta tierra, revolviendo basuras para sobrevivir. No, reconozcan que Dios provee del cielo: usted duerme, y Él deja la bendición en la puerta. Trabaje, sí, porque el que no trabaja no coma, pero recuerde que la vida misma es Su regalo, algo que los científicos aún buscan en las estrellas.
Apliquen esto: perdonen al que lo hirió, oren con audacia por el prójimo en necesidad, compartan el Evangelio con gozo. Y en el matrimonio, en la familia, den gracias por los años juntos —como mis padres, que celebran 30 años unidos por Dios, no por fuerza humana. Si han perdido seres queridos, agradezcan el amor que dejaron, y confíen en Su plan perfecto.
Conclusión: Saliendo con Gratitud, Tomados de Su Mano
Hermanos en Cristo, salgamos de este tiempo con acción de gracias, como dice la Palabra. Hasta aquí nos ha ayudado el Señor, y por eso somos agradecidos: por lo que tenemos, por lo que vendrá, por Su gracia oportuna. No seamos como los mapaches de la noche; seamos hijos que reciben del Padre con humildad.
Oremos juntos, como familia en el espíritu: Padre mío, en este momento estamos aquí agradeciéndote. Tú sabes lo que haces en nuestras vidas, en la de mis hermanos y hermanas que nos ven. Te damos gracias por todo lo que has hecho, por lo que haces, y por lo que vendrá. Ayúdanos a administrar Tus bendiciones para Tu gloria, no para nosotros. Cuida los matrimonios, las familias, las pruebas. Fortalécenos esta semana, llena de obstáculos, pero confiamos en Ti. En el nombre de Jesús, amén y amén.
¡Bendiciones, queridos! Compartan esta meditación con alguien que necesite recordar la gratitud hoy. Nos vemos en el próximo devocional, para la gloria de Dios.
El video completo del culto está disponible para verlo en YouTube si deseas escuchar el mensaje original.