Yo veo la ira de Dios
Hermanos y amigos, Dios me ha dado la inquietud en mi corazón de predicar Su palabra tal como es, clara y conforme a las Escrituras. No estamos aquí por fama, vistas o para demostrar algo a nadie. Lo que hacemos es por amor a las almas, para exaltar a Dios y edificar a los que oyen. Hoy, en este día especial, abrimos Romanos 1:18-32, un pasaje que nos muestra cómo la maldad del hombre se multiplica y cómo Dios responde a quienes rechazan Su verdad. No es para condenar a nadie, sino para que nos examinemos y estemos firmes en estos tiempos difíciles. La Biblia no miente: la ira de Dios se revela contra la impiedad, pero también hay esperanza en Cristo. Vamos a desglosar este mensaje con la Palabra del Señor.
Romanos 1:18-20: La Ira de Dios Contra la Impiedad
La Palabra dice en Romanos 1:18-20: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Mire, hermanos, esto no tiene vuelta: la ira de Dios viene contra los que no le temen y hacen injusticia. No es un juego. Hay gente que sabe que hay un Dios, pero lo niega y calla Su verdad con mentiras. Dicen: “No hay Dios, venimos de un animal, el mundo viene del Big Bang”. Pero la Biblia es clara: desde la creación, el poder y la deidad de Dios se ven en lo que Él hizo. El cielo, las flores, los animales —todo grita que hay un Creador. Nadie puede decir: “No sabía”. Dios se lo mostró, y no tienen excusa.
Yo no digo esto para pelear con nadie, sino como el doctor que ve tu sangre y te avisa: “Cuidado con el azúcar”. No me enojo con el doctor; le agradezco. Así, les hablo con amor: la maldad está creciendo, y tenemos que estar atentos para no caer en las tácticas del enemigo.
Romanos 1:21-23: El Corazón Entenebrecido
Seguimos en Romanos 1:21-23: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”.
Aquí vemos el problema: conocen a Dios, pero no le dan la gloria ni las gracias. Se llenan de orgullo con sus ideas, y su corazón se oscurece. Dicen: “Somos sabios”, pero la Biblia los llama necios. ¿Por qué? Porque cambian la gloria de Dios por ídolos —hombres, animales, mezclas raras como en otros países donde hacen dioses con cabezas de elefante o cuerpos de caballo. Jeremías 2:11 lo confirma: “¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha”. Hasta los paganos eran fieles a sus falsos dioses, pero el pueblo de Dios a veces busca otra cosa. Hoy pasa igual: honran a líderes, comités o movimientos antes que al Creador. Bendito sea el Señor, nosotros no podemos hacer eso.
Romanos 1:24-27: Entregados a la Inmundicia
Romanos 1:24-27 dice: “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador… Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida de su extravío”.
Aquí está el castigo: como niegan a Dios, Él los entrega a sus propios deseos sucios. Habla de lujuria, de hechos vergonzosos —hombres con hombres, mujeres con mujeres. No doy detalles por los niños que nos oyen, pero lo vemos hoy: lo celebran, lo aplauden, lo llaman “libertad” o “derechos”. Yo veo la ira de Dios. No es felicidad; es esclavitud a Satanás. Cambian la verdad de Dios por mentiras y deshonran sus cuerpos con operaciones, metales, cosas que los destruyen. La sociedad está cayendo en inmundicia, y Dios los deja ir por ese camino porque no quieren Su luz.
Romanos 1:28-32: La Mente Reprobada
Por último, Romanos 1:28-32: “Y como no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, malignidades… quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.
Esto es serio, hermanos. No quieren a Dios, y Él los entrega a una mente reprobada —una mente que no sirve, que no piensa bien. Están llenos de todo tipo de pecado: envidia, asesinatos, engaños, soberbia, desobediencia. Saben que esas cosas traen muerte, pero las hacen y apoyan a los que las hacen. Hoy los llaman “aliados”, pero la Biblia dice que también caen bajo juicio. La maldad no es solo un acto; es un corazón que rechaza a Dios y se goza en el pecado.
Conclusión: Permanezcamos en la Verdad
Hermanos, la maldad se multiplica, pero nosotros no estamos para pelear con el mundo, sino para confiar en Dios. No odio a esas personas; me dan pena. Están bajo la ira de Dios, entregados a tinieblas porque negaron Su verdad. Pero hay esperanza: Cristo murió por todos, y algunos han salido de ahí. Nosotros, como pueblo de Dios, debemos estar firmes, no doble ánimo, sino constantes en Su Palabra. No nos dejemos engañar por filosofías vacías o leyes humanas. La roca es Cristo, no una piedra flotante que cambia cada día. Oremos por las almas, por los niños, por las iglesias, y vivamos para la gloria de Dios hasta que suene la trompeta final.
Oremos: Padre, gracias por Tu palabra en Romanos 1. Vemos Tu ira contra la maldad, pero también Tu amor en Cristo. Líbranos de caer en error, fortalece a Tu pueblo con sana doctrina, y ten misericordia de los que están en tinieblas. Ayúdanos a ser luz, a permanecer hasta el fin, confiados en Ti. En el nombre de Jesús, amén.